Ernesto


Ernesto Aldana, la nobleza en el amigo
“Nos vemos cuando bajes,” “claro yo te llamo”, hace un año exactamente a esta hora 1,30 pm, me despedía de Ernesto Aldana, después de algunas “vueltas” que habíamos hecho en la mañana, propias de las fechas decembrinas. Jamás me imagine que 15 minutos después una llamada de Lenin, nos dejaría mudos, sin entender, con una falta, que ha aumentado a medida que pasan los días y los hechos. Ernesto Aldana, nuestro querido marciano se le ocurrió como era el, emprender el viaje al encuentro del Dios Padre, sin aviso y como cosa rara sin un “plan” para soportar su ausencia.
Los sentimientos de los seres humanos son la expresión de nuestro comportamiento, de lo que somos, de como actuamos. La frialdad de la sociedad en que nos ha tocado vivir en los últimos tiempos ha hecho de la relación humana un puente de cálculos e intereses, donde la nobleza ha desaparecido. Contra eso, contra esa manera de ser, se levantó siempre Ernesto, una figura que desde la polémica sembró de lealtades su camino y su forma de actuar. Solidario, amigo y consecuente pensador de sueños y retos. Ser amigo de Ernesto era nunca estar solo, siempre en el encuentro y el desencuentro, pero con respeto y cordialidad. Trujillo tuvo en Ernesto Aldana su más fiel pasionario. Su amor por la Alameda Rivas era constante, por sus calles empedradas, hoy lleno de huecos por culpa de la desidia, fue un bregador, trabajador e innovador, su pasión la política, su familia y la unidad, pensando en el futuro.
Desde los caminos de la soledad, no podemos olvidar a Ernesto Aldana, quien además de alto pana, fue un consecuente orientador y hermano de esta causa que es la vida, la cual a toda hora nos sacude y que de vez en cuando se toma un café como dice Serrat. Nos haces mucha falta Ernesto “cuando un amigo se va se queda el árbol caído, el ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido” Amigos como Ernesto son eternos, su palabra siempre está en nuestro léxico, sus actuaciones recordadas y su nobleza un ejemplo. Cuando en momentos donde la ingratitud nos golpea, siempre su grito de resistir y resistir, era como una orden que se empinaba ante la tristeza. El gran Jorge Luis Borges escribió un poema sobre la amistad, seguro estoy que el marcianito lo hizo suyo y construyo esta amistad y este afecto que ni distancia ni la ausencia la borran.
Poema de la Amistad
No puedo darte soluciones para todos los problemas de
la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes
y no caigas. Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos.
Pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida.
Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me
lo pides.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes
Actuar, pero si te ofrezco el espacio necesario para
Crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te
parta el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger
los pedazos para armarlo de nuevo.
No puedo decirte quien eres ni quien deberías ser.
Solamente puedo quererte cómo eres y ser tu amigo... ...
Asi como describe Borges, era Ernesto, la nobleza solidaria, el afecto sincero, el valor de acompañarte y hacer suyos los pesares de los demas. Cuanta falta me haces amigo del del alma.

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