La Izquierda fracasada


Ante la izquierda fracasada el humanismo cristiano

Por: Leonardo Montilla
El fracaso de los modelos de Izquierda en Latinoamérica, caracterizados por realizar gestiones públicas al margen de toda índole principista, ética y moral abre la urgente necesidad de buscar horizontes desde el planteamiento teórico que de sustento a la dinámica social y política de estos tiempos. Lo que Teodoro Petkoff denomino la Izquierda Borbónica, es de lo cual esta parte del mundo se despide con más frustración que agradecimiento, gobiernos corruptos, incapaces y excluyentes es el balance de este ciclo que termina y que tiene en Venezuela, Brasil, Argentina y Bolivia sus más costosos exponentes.
Algunas reflexiones plantean con la visión futurista de la iglesia el humanismo cristiano, el cual es la concepción de la persona humana y de la sociedad  basada en los valores y principios del cristianismo. Constituye, en ese sentido, una corriente de pensamiento o filosofía política, que proyecta hacia la sociedad humana dichos valores y principios, a fin de que estos inspiren las relaciones entre los seres humanos y los orienten en su labor de construir un orden social justo, solidario y ético.
Las fuentes del humanismo cristiano son, principalmente, la filosofía cristiana y la Doctrina Social de la Iglesia, las cuales establecen orientaciones fundamentales sobre la concepción de la persona, los valores del orden social, la justicia en las relaciones humanas y entre los Estados, el bien común como finalidad de la acción política y la ética como sustento de ésta.
La Doctrina Social de la Iglesia, iniciada con la célebre Encíclica Rérum Novarum (1891) que denunció los excesos e injusticias del capitalismo y del liberalismo,- como luego otras lo hicieron respecto del socialismo y del comunismo y, también, del neoliberalismo -, traza las grandes líneas de la acción de los cristianos en la vida social y política, promoviendo su participación para realizar el bien común, la justicia social, la solidaridad y la ética.
Sin embargo, el humanismo cristiano también se nutre del valioso aporte de filósofos y pensadores cristianos, que desde la laicidad y la experiencia social y política, han desarrollado importantes concepciones sobre diversos aspectos de la sociedad y del Estado, contribuyendo a conformar un pensamiento homogéneo, integrado y global sobre estas materias.
Los ejes centrales del humanismo cristiano los podemos resumir en la noción de la persona humana, como ser digno, libre y social, que tiene un destino individual pero que sólo se desarrolla plenamente en sociedad, mediante la solidaridad con los demás. La idea de la sociedad como el fruto y, al mismo tiempo, el espacio natural para el desarrollo de la persona, que crea la condiciones para el progreso espiritual y material de todos sus miembros, dentro de un clima de solidaridad. El Estado, como una manifestación natural de la sociabilidad del ser humano, cuya finalidad es garantizar y promover el bien común y servir a la dignidad y libertad de las personas. La justicia social, que asegure la igualdad de oportunidades, elimine la discriminación y la exclusión social y promueva el bienestar. La democracia como forma de existencia del Estado, que asegura a todos el respeto de su libertad, el pluralismo ideológico y político, la libre expresión de las ideas, el respeto de las minorías y la participación de todos en la vida política, con sentido de responsabilidad cívica. La política como vocación de servicio al bien común,
El humanismo cristiano, en tanto que doctrina o pensamiento general sobre la persona, la sociedad, el Estado y la política, no es patrimonio de ninguna ideología ni de un partido político. Su vocación es inspirar la acción social y política, porque aspira a realizarse en la vida concreta y cotidiana de la sociedad y ser, en tal sentido, un fundamento para la acción política y social de los ciudadanos.
@LeoMontilla
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