LA POLÍTICA COMO CIENCIA

EL RESCATE DE LA POLÍTICA COMO CIENCIA
María Antonieta Villegas (*)

En el día a día del venezolano, en cada diálogo de calle, en nuestros hogares, siempre se ha manifestado la política, ya sea como herramienta de cambio o como la gran estafa. Lo vemos como herramienta de cambio los que participamos en todos los procesos de gran protagonismo político, los que militamos en las diferentes organizaciones políticas y los que creemos en la formación del político. No obstante, quienes ven a la política como la gran estafa lo dicen por el accionar de algunos personajes que dicen ser políticos. En su actuar manifiestan desespero, quieren llegar al poder sin importar a quien atropellar, buscan ciertos arreglos en lo que llaman alianzas, dicen trabajar por el pueblo o la democracia y solo quieren el poder. En ese sentido, utilizan a algunos compañeros y muchas veces llegan a la traición. A veces por unas monedas de plata.

Particularmente me encuentro en el primer grupo reflejado, pues soy de formación política. No por el hecho de ser Licenciada en Ciencia Política, sino por creer en los valores políticos que me transmitieron, esos ideales de honestidad, verdad, bien común, justicia social, el respeto de la vida humana y de la propiedad, la lealtad entre mis diferentes grupos de participación, y, la transmisión de la fe cristiana católica que forman parte de mi formación socialcristiana. Debo decir que me enseñaron ciertos pilares, donde la calidad política debe engranar en la formación, el actuar y la acción popular. Asimismo, conjugar los ideales de fe cristiana con los principios que cada ciudadano conoce, desde los que ameritan estudio y formación de hogar hasta los más mínimos que te da el aprendizaje de la convivencia humana.
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Por esta y otras razones puedo constatar que quienes tenemos criterio político, podemos defender cabalmente a la política como ciencia, como arte, como el arte de negociar, en el entendido, de que si hay una mesa de negociaciones siempre hay que ceder, es decir, no se puede esperar obtener el cien por ciento de las negociaciones, aunado a la tolerancia y el respeto que siempre debe imperar. Se necesita de formación para el ejercicio del poder.

Ahora bien, no critico a quienes se encuentran en el segundo grupo, pues efectivamente en nuestra sociedad hay todo tipo de personas. Entre ellos, se encuentran los individualistas, mismos que alimentan los personalismos que acostumbradamente hemos  padecido como miembros de la sociedad o como miembros de un partido político. Esos personalismos se acabarán en el instante en que entendamos que no se debe seguir a hombres, sino a ideales, principios y valores. Desde esta perspectiva, puedo decir que los personalismos son el daño y el crimen de los principios partidistas. Sin duda alguna, la política debe construir, nunca destruir. La política puede ser pasión en momentos determinados, pero siempre debe ser razón, por ello la toma de decisiones debe ajustarse a la amplitud y pluralidad de los diferentes actores políticos para dar pautas justas y equilibradas.

En este y otros sentidos, invito a la colectividad a no juzgar a la política como un instrumento diabólico, sino que concluyan con base a la experiencia, capacidad, formación y el actuar y vida de las personas. Recuerden que todos nos ven, todos observan nuestro actuar y desempeño. Seamos luz para el otro.
 (*) Abogado y Politólogo. antonietaville@hotmail.com


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