Víctor Hugo d Paola

 EPISODIOS XIII.

                    MANEIRO EN CATIA.

                                             Para Nieves Fabelo de Acosta,
                                             quien no inventó el amor, aunque estaba a su servicio
                                             toda su hermosa vida.

                                                                     Víctor Hugo D’Paola.

                                                        I

     El Club de los Ciegos era un galpón utilizado para fiestas y actos políticos que la Asociación de Ciegos tenía en Monte Piedad, entre El Silencio y el 23 de Enero. Allí se efectuaba la Convención de la “Mayoría Comunista”, que no era sino la constitución de un nuevo partido político. El PCV, el viejo y heroico partido de los comunistas venezolanos vivía una crisis profunda. Una “vieja guardia” dogmática, estalinista y  pro soviética se negaba a realizar el Congreso partidista, es decir se negaba a aceptar cambios imprescindibles en la dirección. Mirando hacia atrás, estos cambios eran sencillos y lógicos: Pompeyo a la Secretaría General –merecido reconocimiento, Pompeyo era el alma de aquel partido de cuadros muy distinguidos-, algunos jóvenes dirigentes bregados en muchas luchas y bien formados entraran al Buró Político (Teodoro, Germán Lairet, Argelia Laya, Antonio José Urbina, Rafael Guerra Ramos, Bayardo Sardi, Alfredo Maneiro). Guillermo García Ponce utilizaba su influencia interna para ideó logizar la exigencia renovadora –son antisoviéticos, algunos como Teodoro son trotzkistas, etc.- y estimulaba una reacción negativa en Jesús Faría, Pedro Ortega Díaz, Eduardo Machado, Eduardo Gallegos Mancera y otros. Gustavo Machado, líder reconocido por todos, prefería inhibirse, aunque a la hora de la división se mantuviera en las filas del partido que había contribuido a fundar. Aquella situación se hizo insostenible, una sanción a Teodoro Petkoff y la exclusión de Lairet del Buró Político fueron las gotas que derramaron el vaso. Pompeyo Márquez y la dirección de la Juventud Comunista se ponen de acuerdo con quienes sostenían la necesidad de fundar una nueva organización –Teodoro, Freddy, Germán y Maneiro- y convocan una Convención de lo que en ese momento llamaron “mayoría comunista”. Efectivamente, a la reunión del Club de los Ciegos asistió la mayoría de los delegados que ya habían sido designados al Congreso del partido.

     Aquella Convención de “los ciegos” resultó emocionante, los asistentes sentían que estaban viviendo un momento estelar, que el futuro podía ser determinado por este nuevo partido político. Una amplísima mayoría cree que estamos arrancando bien. Surge una voz disidente, Alfredo Maneiro. Venía inconforme, sosteniendo que no valía la pena fundar “un nuevo partido comunista”, que la presencia de Pompeyo, Eloy, Marcano Coello, Rodríguez Bauza, Rafael Elino Martínez y otros, conducía a que el peso de Pompeyo fuese determinante hacia “un nuevo PCV”. Para él, el nuevo movimiento debería estar dirigido por los cuatro conjurados que creían en la necesidad que el país tenía de una fuerza de izquierda socialista, no solo antiestalinista, sino también no comunista. Maneiro, esa tarde de 1971 hizo un discurso brillante, emocionado razonó sobre la conveniencia de integrar ya un partido de naturaleza socialista. La respuesta no se hizo esperar y fue dura. Eloy Torres y Germán Lairet polemizaron con Maneiro, y para nada fueron conciliadores. Sostenían que era necesario contar con la mayoría de los cuadros del partido comunista –experimentados en mil combates- y que estos no aceptarían un radical cambio de identidad.

     Todavía éramos comunistas y el asunto de la dirección del partido que nacía, se manejó entre los dirigentes más importantes que conformaban el liderazgo de aquella convención. Seguramente Pompeyo y Eloy, Teodoro y Germán, Caraquita y Freddy Muñoz. Alfredo Maneiro fue incluido en la Dirección Nacional y junto con él, Lucas Matheus, vinculado a Alfredo desde las guerrillas de oriente. Teodoro y otros hablan con Maneiro, le piden incluso que incluya otros nombres que crea conveniente. Sin embargo, se niega a integrarse a esa dirección, aunque pide –tal vez con su ironía característica- que incluyan al Vernáculo (Pablo Medina, que venía en la delegación de Lara y era su amigo). Algunos otros hablamos con Alfredo para hacerlo desistir. Como veremos en estas notas, yo me había hecho amigo de Maneiro después que el partido había conseguido la vida legal. A mí me respondió: “este partido nace con un estigma, el del comunismo, no pasará mucho tiempo en que a Teodoro y a ti mismo los expulsen otra vez”.

     Maneiro y Lucas Matheus no aceptaron ser miembros de la dirección del nuevo partido que se llamó Movimiento al Socialismo. Con mucho entusiasmo comenzaba un camino. Difícil, contradictorio, con muchos aciertos y también muchos errores. Cumplió su ciclo; aquellos fundadores que ya no viven, no se reconocerían en el pequeño partido que hoy lleva el mismo nombre. A las pocas semanas, Alfredo Maneiro y algunos amigos suyos fundaban La Causa R.

                                                           II

     Conocí a Alfredo Maneiro en 1958. Yo estudiaba en la Escuela de Administración y Contaduría de la UCV. Durante el día trabajaba. Me había inscrito en la Juventud Comunista Universitaria y Alfredo asistió a una reunión con los camaradas de Administración en el piso 3 del edificio de Arquitectura. Se sentó sobre la mesa con los pies cruzados al estilo indio y comenzó a desarrollar el informe político que debía explicarnos. Un expositor extraordinario, como siempre lo fue. No uso ni siquiera un papelito para guiarse en su intervención. Al terminar la reunión lo abordé en el pasillo y le señalé la poca actividad que los militantes de Administración realizábamos, nosotros podíamos hacer mas. Me preguntó: ¿Dónde vives tú? Cuando le respondí que vivía en Propatria, Catia, me dijo: vete allá y milita en Catia, donde serás mas útil.

     Lo ví otra vez desde lejos en uno de los actos que con frecuencia hacía el PCV en el Palacio de los Deportes en la avenida San Martín, y que casi siempre clausuraba Pompeyo. Maneiro habló por la Juventud Comunista, un breve y emotivo discurso. Durante años –los de la lucha armada- no lo ví. Alfredo era uno de los jefes guerrilleros, concretamente el comandante del frente oriental que sostenía el Partido Comunista. Cuando la pacificación calderista, luego de la experiencia electoral del UPA, la Juventud Comunista que ya actuaba públicamente, realizó una fiesta para darle la bienvenida a sus viejos dirigentes. Allí vi a Antonio García Ponce que venía de Moscú, Teodoro que venía del Cuartel San Carlos, Freddy Muñoz que regresaba de Italia y Alfredo Maneiro que venía de alguna cárcel.

     En algunas conversaciones con Freddy y Teodoro –sobre todo con Freddy con quien tenía mas cercanía; yo era el Secretario Político de la Juventud Comunista en Caracas- me enteré que ellos dos mas Lairet y Maneiro venían sosteniendo la necesidad de un nuevo partido de izquierda socialista, puesto que el PCV tenía bloqueados todos los caminos de acceso al poder. Aquella idea la hice mía y empecé a divulgarla entre los dirigentes de la JC de Caracas y los del partido mas cercanos a mí. Así estábamos hasta que la dirección de la JC decidió, con motivo del aniversario de Lenin, una promoción de cuadros al partido. Alejandro Arratia, José Manuel Blanco Ponce y yo encabezábamos lo que se llamó “Promoción Lenin”. En el Comité Regional del Partido fui el Secretario de Educación (formación política) y Secretario Político del Radio Antimano-Caricuao. Ya estaba abierta en el partido la discusión ideológica con motivo del próximo Congreso comunista a realizar.

     El Buró Político había ubicado a “los cuatro” en distintas regiones: Freddy en el Zulia, Lairet en Guayana, Teodoro en Miranda y Maneiro en Anzoátegui. Los cuatro me veían como su representante en Caracas –partido y juventud-. Algunas veces hablaba con Teodoro y con Freddy cuando éste venía a Caracas. A Maneiro y a Germán nunca los veía. Un día Mayita Acosta que era amiga de Ana Brunlik, esposa de Maneiro, me dice que éste quería hablar conmigo. A través de Anita concertamos una cita en la propia casa de Maneiro, comiéndonos un gazpacho que Alfredo le había pedido a Mayita que preparara. En la conversación y el almuerzo Alfredo derrochó simpatía y buen humor, lo que sabía hacer cuando quería ganar a alguien para sus posiciones políticas. Dijo que en Anzoátegui estaba perdiendo el tiempo, tenía demasiados problemas con los viejos dirigentes del partido en ese estado, y no era útil ni para el PCV ni para el proyecto político que estábamos animando. Por lo tanto, estaría casi siempre en Caracas y me preguntaba como podría ayudarnos. Me pareció lógico su planteamiento y le organicé algunas reuniones con gente del partido y de la juventud. Lo llevé a varias parroquias, pero donde efectivamente quedó encantado fue en Catia, donde se encontraba la mas importante fuerza del movimiento (“nuevo movimiento”, lo llamábamos) rebelde. Los compañeros de Catia a su vez quedaron entusiasmados por el verbo de Maneiro y empezó una relación directa de Alfredo con ellos. Así fue como llegó a Catia, realizando actividades al margen del Comité Regional de Caracas, eso sí, con mi pleno consentimiento. Parece ser que no volvió a Anzoátegui y su ubicación dirigente en el PCV quedo en suspenso.

     La vida siguió rápidamente su curso. El debate en el PCV se realizaba, aún con la oposición de la vieja guardia estalinista, contaba con el respaldo de Pompeyo y sus mas cercanos y con la dirección de la Juventud Comunista. Los cuatro del “nuevo movimiento” logran respaldos importantes, sobre todo en Miranda, Caracas, Zulia y Bolívar. En la dirección de la JC tienen el apoyo de Alonso Palacios y Eduardo Pozo. Sin embargo quien tiene mas fuerza interna es Pompeyo Márquez, quien es acusado de “centrista” y conciliador con Teodoro y los otros “que buscan dividir al Partido”. Germán, Freddy y Teodoro sostienen que no se puede tomar ninguna actitud separatista si no se cuenta con Pompeyo y la JC. Maneiro es el único que sostiene la necesidad de irse –solos los cuatro- y formar tienda aparte del PCV.

     Como ya vimos, García Ponce y otros duros precipitan la división. Pompeyo, la JC y los cuatro deciden convocar la Convención de la Mayoría Comunista. Ahí en el Club de los Ciegos es donde Alfredo Maneiro decide separarse de todos los demás y fundar su propia organización política. Era una aventura; en realidad Alfredo tenía muy pocos dirigentes de su lado. Apenas Lucas Matheus en Bolívar, algún compañero en Anzoátegui. Pero Alfredo contaba con Catia. Los dirigentes y militantes de la principal parroquia caraqueña se constituyen en la base de lo que sería la Causar R. Con el tiempo algunos de estos, como Manuel Gutierrez y Darío Echenique “el Buitre” regresaron al MAS. Fueron muchos los cuadros que Catia aportó al proyecto maneirista. Todavía existe, aunque ya no pertenezca a la Causa R ni al PPT, el Movimiento Pro Catia, que fue fundamental en la política del maneirismo.

     La Causa R en disputa permanente con el MAS –partido que tenía la línea de no hacerles caso- creció hasta convertirse en un importante partido nacional.  Amigos del Partido Comunista Chino, sin embargo, no tenían mayores definiciones ideológicas. La no identidad era su política. A Pablo Medina se le ocurrió una boutade, al estilo de su maestro: “ni izquierda ni derecha, todo lo contrario”. Sus puntos fuertes son: Bolívar donde llegaron a ser la principal referencia sindical en Sidor y Alcasa; Catia (la parroquia Sucre) y la Facultad de Ingeniería de la UCV. Con el tiempo lograron victorias políticas importantes: la de Andrés Velásquez a la gobernación de Bolívar y la de Aristóbulo Isturiz, Alcalde del Municipio Libertador de Caracas. Cuando el éxito venía acompañándolos, lamentablemente Alfredo sufrió  un infarto que lo llevó a la tumba. Alfredo, por su inteligencia y cultura, por su brillo personal, por su valor para tomar decisiones, era el gran –el único en ese entonces- líder de la Causa R. Después de su muerte el partido dio algunos tumbos; el acercamiento a Jorge Olavaria, hombre con política propia desde la derecha, no favoreció la imagen causa errista. Luego vinieron las pugnas entre iguales por el liderazgo interno, Pablo Medina contra Velásquez; la incidencia de Chávez en la vida de la organización, la aparición  del PPT y luego la división de éste, cuando Chávez llama a formar filas en su partido socialista. Los principales dirigentes del PPT y de lo que había sido la Causa R emigran hacia el partido chavista. Desde el Club de los Ciegos y desde Catia hasta las hoy pequeñas organizaciones de lo que fue el maneirismo: la Causa R y el PPT.

                                                       III

     En la Sidor estatizada y “socialista” hay carteles en los portones anunciando que la “nueva Sidor” tiene el nombre de “Alfredo Maneiro”. No tiene nada de raro que los chavistas quieran apropiarse de los nombres de revolucionarios fallecidos antes que Chávez tuviera el control del país. Así hicieron con Aly Primera, así han querido hacer con Argelia Laya. Sucesivas divisiones ha tenido el movimiento maneirista: la Causa R y el PPT. Estas confrontaciones repercutieron en el movimiento sindical que ellos influían. Los sindicalistas en Sidor también se dividieron. Del maneirismo quedan unos chavistas militantes como Aly Rodríguez, Aristóbulo Isturiz y Rodolfo Sanz; otros chavistas a medio camino como José Albornoz y Rafael Uzcátegui; otros antichavistas radicales como Pablo Medina y Andrés Velásquez; todos se dicen discípulos de Alfredo Maneiro. Sin discutir los méritos que Alfredo tuvo para que su nombre lo lleve la Siderúrgica, esto obedece a la política chavista de hacer suyas las referencias morales y políticas de quienes lucharon desde la izquierda en el pasado.

     Quienes conocieron a Alfredo Maneiro, su manera de actuar, su pensamiento, les es difícil creer que éste hubiera sido chavista. Seguramente ahora su verbo brillante, su hablar de ametralladora, sus condiciones de líder muy independiente, no lo tendrían como un Rodríguez Araque o un Aristóbulo Isturiz aplaudiendo ridiculeces y riendo payasadas del teniente coronel-presidente. Alfredo era un rebelde  y no un burócrata aprovechador de privilegios gubernamentales.

     La Causa R y el MAS fueron partidos de vidas paralelas. Con escasos acuerdos, con muchísimas confrontaciones, casi siempre originadas en los celos y la competencia causaerrista. La Causa R igual que el MAS vivió su ciclo vital. Éxitos y fracasos. Trataron de ser alternativas a los partidos dominantes AD y COPEI. No llegaron a tener la fuerza suficiente para sustituirlos. Se hundieron, lamentablemente, también con aquellos, cuando el huracán chavista hizo estragos de las instituciones partidistas. Hoy el MAS y La Causa son iguales que COPEI y AD, patéticas representaciones de lo que fue un pasado estelar. Maneiro en su partido y los fundadores del MAS en el nuestro, hicimos un esfuerzo grande, sostenido, inteligente, sacrificado, para hacer que nuestras organizaciones transcendieran históricamente. Terminado el ciclo partidista, sin remordimiento alguno, la evidencia es abrumadora: aramos en el mar.

                                              VICTOR HUGO D’PAOLA.

                                                                         Noviembre, 2008.

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