Desde la izquierda fascista

Por: Leonardo Montilla
Nuevamente asistimos a una contradicción de esas a las que nos tiene acostumbrados el régimen militar cívico que en este tiempo destruye la patria. El pensamiento de la reivindicación social que históricamente siempre utilizó la humanidad para su avance y civilización, sirve actualmente para la más vil violación a los derechos humanos y a la norma constitucional que la historia republicana de Venezuela recuerde.
El concepto de Estado es la integración de normas y reglas que constituyen sus componentes y los mecanismos de convivencia en el marco de una determinada complejidad social y humana; es la nación jurídica y políticamente organizada, es decir, el Estado es una estructura política y jurídica que detenta la soberanía en función de la convivencia, el orden, las instituciones, el territorio, la población y el reconocimiento internacional. Jacques Maritain expresó en el Hombre y el Estado que “La función concreta del Estado, como razón de ser, es velar por el orden legal y la aplicación de la ley”.
La operación política que desde la presidencia de la república se intenta establecer para destruir la propia Constitución, con la llamada constituyente corporativa o fascista solo puede ser entendida como parte del concepto hegemónico de la vida pública que una izquierda fracasada pretende imponer para atornillarse en el poder a costa de la destrucción de un país que los rechaza totalmente y como la negación del objetivo supremo del Estado como tal. La situación planteada con el golpe de Estado continuado, elaborado y estructurado por la írrita interpretación y postura política de la sala constitucional del TSJ, así como la referida propuesta presidencial “constituyentistas” ha colocado nuevamente a la luz pública la visión  del Estado monárquico sin derechos ciudadanos que plantea esta izquierda borbónica cuya razón de existencia fue destruir las posibilidades de avance y desarrollo colectivo de un país que tuvo todos los recursos necesarios para tal fin. El gran culpable Hugo Chávez, quien abrió las compuertas de un estilo gubernamental nada cónsono con la libertad, la tolerancia y la democracia.
El desconocimiento a las competencias establecidas por la Constitución a los diferentes poderes públicos es una violación más a los derechos humanos y a las garantías constitucionales de los venezolanos. Una brutal escalada represiva, donde a la fecha nuestra juventud es la víctima principal, utilizando para eso la Guardia Nacional en un triste papel de represor de ciudadanos que lo único que exigen son derechos, el desconocimiento político del tribunal a un poder legítimamente constituido desde el poder originario es un intento más de pretender crear un Estado donde el imperio de los hombres se imponga sobre el imperio de la ley. Un Estado decadente cuya visión fracasada de una izquierda corrupta y militarista se imponga sobre la vida civilista que reza nuestra Carta Magna.
En cuarenta y cinco días de protestas y reclamos populares la respuesta del gobierno es violencia y más violencia, desconocimiento al derecho natural de la vida y la libertad; solo una izquierda fascista excluyente y militarista puede engendrar este estilo de gobernar.
Un comentario final que se viene a la mente en estos tiempos de represión, luego de leer algunas pretendidas justificaciones de un buen amigo Edgar Barreto, que desde su posición gubernamental justifica este estado de anarquía al cual desde años mozos nos opusimos, siempre desde nuestras convicciones. Edgar es mi amigo, lo sé un hombre honrado, honesto, lamentable la espalda que le está dando a la historia apoyando un régimen genocida que hace lo que toda la vida hemos combatido.
Venezuela no se rinde, no hay espacio para el pesimismo, el dolor y el llanto de la patria que ve perder sus hijos por culpa de una izquierda fascista es razón suficiente para continuar la lucha hasta salir de esta pesadilla en que un populista irrefrenable nos hizo transitar.
@LeoMontilla

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