Acuerdo de convivencia

Un acuerdo de convivencia

Por: Leonardo Montilla
El pueblo de Venezuela ratificó el pasado domingo 16 de julio su absoluta naturaleza democrática, la cual quedó demostrada con el contundente y masivo rechazo, que sin miedo alguno, le hicimos al régimen monárquico de Maduro, quien ha pretendido como herencia de su mentor, imponer un sistema de vida donde los derechos ciudadanos, las oportunidades y la calidad de vida no existan. Venezuela en todo su esplendor brilló el domingo pasado en una protagónica jornada que expresa el deseo mayoritario y popular de salir de esta dantesca crisis en paz, constitucionalmente y electoralmente.
Es así como la lectura de los hechos hasta ahora acontecidos y que son parte de un proceso de lucha social y política que ya nos lleva 18 años en el calendario, deben interpretarse como corresponde, como parte de la acumulación de las insatisfacciones de la sociedad venezolana contra quienes han conducido la patria a su peor momento como república. Es decir este gobierno que es continuidad de Hugo Chávez debe salir por la decisión soberana de todo un pueblo que los rechaza; que está además convencido que todos nuestros males son producto de la corrupción, el despilfarro, los negocios, el egoísmo y la condición fascista, autocrática y abusiva de quienes en nombre de lo que pretensiosamente llaman “revolución” han dejado como gestión pública.
A la crisis de hambre y escasez se le une la crisis de constitucionalidad producto de la mala intensión de atornillarse en el poder de una cúpula militar cívica que nada tiene que aportar al país y su futuro. Esta élite gubernamental se aferra a su propuesta de la fraudulenta constituyente; sin entender que el país jamás podrá tener gobernabilidad en ese contexto, sólo el desespero de sentirse sin apoyo popular, además de los vivos que están detrás de los jugosos negocios y las amoldables bayonetas les atienden esa descabellada idea. El barco se les hunde y muchos ya huyen. El paro cívico de hoy, el nombramiento de los nuevos magistrados, la conducta de la Fiscal apegada al texto constitucional son hechos demasiados imponentes ante un gobierno moribundo y solitario.
Ahora bien en este punto de quiebre en que nos encontramos, la Asamblea Nacional, poder legislativo altamente legitimado por el voto popular, la Mesa de la Unidad Democrática como espacio de unidad política-estratégica al igual que los demás factores y líderes populares, están conduciendo los procedimientos de acuerdo a lo que la realidad y la dinámica política exige; tomando en consideración el enorme apoyo popular a la idea central que no es otra que la salida de este nefasto gobierno por vías pacíficas, constitucionales y electorales. Sin abandonar la presión de calle, la cual es protagonizada fundamentalmente por la heroica juventud venezolana, actuando a plenitud en todos los escenarios que podamos, se impone la unidad mayor, la unidad en lo afectivo, la unidad en todas las actuaciones, esa unidad que nos coloca inclusive al lado de lo que han denominado el chavismo disidente, una unidad completa, donde la visión de un país libre y el rescate de la Constitución sea el foco del día a día.
Es en ese sentido que nada nos está negado, los pueblos y sus líderes buscan caminos, los acuerdos, las conversaciones y negociaciones en el buen sentido de la palabra no son pecados en situaciones de violencia y quiebre social. La ciencia política nos señala la rigurosidad científica de los escenarios que buscan dar respuesta a las necesidades de los pueblos; en este momento la necesidad de Venezuela es salir con urgencia del peor gobierno y del peor presidente que recuerde la historia republicana. Un gran resultado de esta gesta historia que protagoniza el pueblo venezolano será el cambio de gobierno, la realización de elecciones libres, el rescate y la vigencia de la Constitución de 1999 y un gran acuerdo de convivencia, sin impunidad y con profunda justicia social.
@LeoMontilla

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