DEL
MITO A LA REALIDAD
Por Richard
Casanova (*)
Las imágenes
difundidas de Nicolás Maduro en La Habana, recibiendo formación política con el
Partido Comunista Cubano, lo reafirman como el candidato de Raúl Castro. Los cubanos son los principales interesados
en que Nicolás se mantenga en el poder pero están realmente preocupados por la
inocultable pobreza intelectual -no económica- del candidato y por sus evidentes limitaciones
políticas. No tiene nada que decir y cuando habla es peor, no tiene liderazgo,
ni carisma, la gente lo identifica como parte del entorno responsable del
fracaso y la corrupción de estos 14 años. Por eso la asesoría cubana se
ha centrado en hacer de Chávez un mito y en utilizar sus restos, su imagen y
hasta su voz como centro de la campaña.
Sin embargo,
algunas cosas obstruyen la ruta de Nicolás y del G2 cubano, mencionaré solo
tres. Primero, la construcción de un mito necesita una épica, como la
tuvo la revolución rusa o una gesta heroica como el asalto de Fidel al
Cuartel Moncada o la campaña de Sierra Maestra. El gobierno intentó por años
convertir al 4F en una fecha patria pero la gente estuvo siempre clara en
que aquello fue simplemente un fracasado golpe de Estado. Los restos del
"Héroe del Museo Militar" como irónicamente lo llamaban, están hoy en
el "Cuartel de la Montaña" pero nada de eso funciona, la gente no
come cuentos.
Segundo, lo otro
que conspira contra la construcción del mito es la realidad: Cualquiera que
haya perdido un ser querido sabe que el recuerdo es eterno pero la realidad nos
arropa y a los dos días hay que ir a trabajar, ocuparse de los hijos, ir al
mercado y comprar el gas o pagar la luz. Nicolás no hace más que hablar
de Chávez, repitiendo incesantemente lo mismo e irrespetando su memoria para
sacar dividendos electorales; mientras tanto la gente está hablando de la
angustiante inseguridad, indignada por los apagones y por la escasez de
productos esenciales, hablando del paquetazo y del alto costo de vida.
Hay dos países y desde la cumbre del poder eso no se percibe.
Tercero, los
cubanos no terminan de entender nuestra idiosincrasia. En cualquier velorio,
los chistes están presentes y con ello nadie irrespeta al difunto, esa es
quizás nuestra manera de cargar las penas. En cualquier situación -por difícil
que sea- el buen humor del pueblo venezolano hará de las suyas, esta es otra
realidad. En un país de "jodedores" es difícil mitificar a un
personaje. No es casual que para ingresar
al Panteón Nacional, la Constitución exige que hayan transcurrido 25 años!
En todo caso, si
los cubanos logran manipular a una parte del pueblo y convertir su pena en
intención de voto, Nicolás y Raúl Castro podrían preservar el poder. No
es fácil, diría. Hoy la creciente
expectativa de cambio luce indetenible: Capriles -más allá del mito- logra
conectar con la realidad y tiene una clara opción de victoria. ¡Todos la
haremos posible!
Twitter:
@richcasanova
(*) Dirección
Nacional de Avanzada Progresista // Vicepresidente de la ANR del Colegio de
Ingenieros de Venezuela.
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