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Sábado 23 de Noviembre de 2013
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TalCual


Fin de semana

INFOCRACIA

Sobre el despido de Omar Lugo



ANDRÉS CAÑIZÁLEZ 


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a ocurrido en Venezuela un hecho bastante inusual en el contexto muy movido de decisiones oficiales que afectan a los medios de comunicación, con impacto sobre el derecho ciudadano a la información. La Cadena Capriles decidió despedir, de forma abrupta, al director del diario económico ElMundo , Omar Lugo. Vamos atrás, iniciándose el gobierno de Hugo Chávez las presiones oficiales también surtieron efecto sobre este mismo periódico, entonces un diario generalista y de edición vespertina, con lo cual la familia Capriles despidió a Teodoro Petkoff de la dirección de ese medio. Aquella decisión empujó a Petkoff y un comprometido grupo de periodistas a fundar Tal Cual , pero esa es otra historia.

Volvamos al asunto. Lugo fue eyectado de la dirección de El Mundosencillamente para complacer al presidente Nicolás Maduro. Eso es lo que acaba de ocurrir y tomamos el caso para apuntar algunos de los síntomas que afloran con el nuevo ecosistema de medios de comunicación en la Venezuela gobernada por Maduro.

Me permito una breve digresión. Conozco a Omar Lugo creo que por 20 años.

Me considero su amigo y le respeto profesionalmente. Tiene Omar una larga trayectoria fundamentalmente en medios internacionales, en los que demostró siempre ser un periodista obsesionado por el dato cierto, por corroborar lo que decían las fuentes y por tener un temple de independencia. Regresó al país hace pocos años cuando la Cadena Capriles decidió reconvertir al menguante vespertino El Mundo en un periódico especializado en economía. Fue una decisión acertada. Lugo participó de la reconversión del medio y, en un sentido general, podría decirse que este periódico es una hechura suya.

Ha estado siempre Omar tan obsesionado por el dato duro, por la cifra, que en más de una oportunidad, comenzando Chávez su primer gobierno -entonces Lugo estaba en las filas de la multinacional Reuters- el presidente le preguntaba al periodista por algún dato en medio de una rueda de prensa. Célebre resultó la vez en que Chávez increpó a Omar: dime, Lugo, cuánto cuesta hoy en la calle una cerveza. Este periodista, devenido en director de medio de comunicación, es desde mi punto de vista un profesional responsable. No suelo usar este espacio para escribir loas a mis colegas o amigos, pero en este caso quiero dejar en claro que quien resultó despedido no es ningún operador político, como los hay en posiciones de dirección incluso en la propia Cadena Capriles.

El caso Lugo simboliza al menos dos cosas. La primera y que termina de borrar cualquier duda, es que la Cadena Capriles está manejada hoy por propietarios y directivos que están al servicio del gobierno, que no tienen capacidad de independencia editorial. Hace algún tiempo compartimos -en este mismo espacionuestras dudas de que quienes aparecían como compradores de este consorcio realmente lo fuesen. Una cadena de mensajes en las redes sociales, divulgadas por personas vinculadas al chavismo, colocaba la cosa en estos términos: se trata de testaferros de un banquero, quien no podía ser dueño de medios debido a la ley de bancos, quien a su vez era el testaferro de un operador financiero que a su vez era en verdad el testaferro de un alto funcionario gubernamental. Se creó incluso una empresa de maletín como tapadera de la operación, registrada a última hora en una isla del Caribe con un capital sencillamente simbólico. El defenestrado Alberto Nolia ha insistido en que el dueño verdadero de la Cadena Capriles es Tareck El Aissami, gobernador del estado Aragua. Un buen y bien informado amigo me dice que se trata de Rafael Ramírez, el poderoso presidente de PDVSA. Sea uno u otro, en realidad lo que pasó a vivirse dentro de los medios de la Cadena Capriles es una situación de clara subordinación al Poder Ejecutivo encabezado por Nicolás Maduro, quien pidió la cabeza de Omar Lugo y ésta, de inmediato, le fue ofrecida.

Junto a la subordinación política manifiesta en la actual Cadena Capriles, el otro elemento que simboliza este despido es que el gobierno no tolera ni siquiera la información que emana de sus propios entes. La portada que despertó la ira presidencial sólo recogía y comparaba datos oficiales del Banco Central de Venezuela, para poner en evidencia que las reservas internacionales están en su nivel más bajo desde el año 2004. Este elemento resulta sumamente preocupante ya que se une al CESPPA -que determinará cuáles informaciones del propio Estado afectan la seguridad nacional-, se suma a la campaña de descrédito en las redes sociales chavistas en contra de las cifras del Banco Central, y se combina con la decisión presidencial de "tumbar" la información en Internet sobre el dólar negro o paralelo. Todo apunta a un modelo en el cual la información económica que circule en Venezuela sea sólo la que complazca al régimen.

@infocracia

 

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