Leonardo Montilla
Escritos y opiniones.
La cultura polarizadora
Leonardo
Montilla
La Sociedad venezolana se encuentra
colocada en una espirar de decadencia colectiva. La confrontación y esa especie
de diáspora social que se promociono a través del discurso y la simbología
oficialista desde hace 15 años hasta la fecha, ha invertido los procesos de
desarrollo civilizatorio que un país como el nuestro merecía. La cultura del
odio y la revancha se convirtió en un valor que deteriora la existencia y las
relaciones humanas, es la cultura de la polarización.
El acto político como manifestación
del hecho social es concebido por la llamada elite oficialista, como un proceso
de hemonia, usurpación y división. La permanencia en el poder de quienes nos
gobiernan fue fundamentalmente entendida desde las intenciones de exclusión y la confrontación absoluta en
todos los ámbitos de la vida pública nacional; generando un estado de
polarización, donde la búsqueda de encuentros estratégicos para el bienestar
ciudadano y la superación de disimiles
angustias que padecemos en Venezuela es casi imposible de imaginar.
Desde la instalación en el poder en
1998 de Hugo Chávez, la cultura de la polarización política se hizo un extremo;
todos los escenarios de disputa democrática fueron considerados como una
manifestación en la lucha por la hegemonía de todos los estratos de la nación.
Es ahí donde se produce la perdida de sentido común por disposiciones rígidas e
intolerantes que sustituye el dialogo, el debate de posiciones diversas por la
cohesión vertical que no acepta sino lo propio.
El gobierno de Maduro y los grupos de
presión que giran alrededor de este, intentan mantener el estado de
confrontación que les ha dado beneficios
sobre todo en el ámbito financiero, siempre existe un hecho que articula un
plan comunicacional para apartar a los venezolanos de la atención en los
grandes dramas sociales que estos años de gobierno militarista han aumentado
para sufrimiento del colectivo nacional. Es así como vemos inversión de recursos en campañas que exaltan
un falso patriotismo antiimperialista; igualmente y violentando la norma
constitucional, el uso de los poderes del Estado en consonancia con actuaciones
proselitistas y partidistas que solo buscan aferrarse al poder a costa del
sacrificio de la patria. Para este gobierno la polarización y los extremos son
su principal soporte.
En los sectores democráticos también
existen los polarizantes, los extremistas; recientemente vimos algunos “demócratas”
atacando, en total coincidencia con sectores del madurismo, al Alcalde de
Valera José Karkom, por una coincidencia oficial e institucional con el
Gobernador del Estado, en aras de búscale respuesta a muchos problemas del
municipio; eso es precisamente el extremismo, el radicalismo que en nada ayuda
a los procesos de cambio y que son producto de la confrontación vista desde la
óptica de las hegemonías. Si algo le hemos cuestionado al régimen es la
exclusión y la soberbia, no se puede repetir esa historia.
Insistimos en el encuentro y en la
reconciliación del país; la derrota de los radicalismos es fundamental; ganar
para la democracia y pluralizar la vida interna de la Asamblea Nacional en las
próximas elecciones es fundamental para la superar la decadencia roja y
militarista.
@LeoMontilla
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