Editorial de TAL CUAL, 15 de Julio
2014
Una Oposición que se oponga
Teodoro Petkoff
Algunos sectores de la oposición han
colocado en la opinión pública el tema de la convocatoria de una Asamblea
Constituyente. Según especifican, citando la Constitución, esta puede ser
convocada por el 15% de los electores inscritos en el registro electoral.
Sin embargo, llama poderosamente la
atención que los partidarios de la Constituyente sólo hablan de ella pero no
han recogido ni una firma.
Podría especularse que antes de
recoger las firmas quisieran convencer a todas las demás organizaciones opositoras
de la pertinencia de tal proposición. Empero, varios de esos partidos ya han
establecido su desacuerdo con la Constituyente en estos momentos. Por cierto,
tal convocatoria sólo puede hacerse cumplida la mitad del periodo presidencial,
o sea en 2016. Esto pone de bulto la absoluta ociosidad de plantear la
Constituyente a dos años de su eventual convocatoria. Sin embargo, curiosamente
el asunto ha sido colocado en órbita como si de una tarea inmediata se tratara.
Igual cosa ocurre con lo que se ha dado en llamar "La Salida", que no
sería otra cosa que tumbar al gobierno de manera "popular, democrática y
constitucional" según los proponentes. Nuevamente, se transforman los
deseos en realidad, que es una de las peores formas de autoengaño.
Afortunadamente, ninguno de los dos
temas ocupa demasiado el tiempo de las fuerzas de oposición, pero tampoco lo
ocupa la preparación para el abordaje unitario de las elecciones parlamentarias
de 2015, en particular el aspecto atinente a las planchas para diputados. Este
debería evacuarse con tiempo para no estar con las manos en la cabeza la
víspera de la elección, tal como ha ocurrido casi siempre. De modo que en lugar
de entrarle a temas tan fuera de foco como el de la Constituyente y el de
"la salida" bien harían en centrarse en lo que está ante nuestras
narices.
Llama mucho la atención que ambas
proposiciones omitan el detallito de la existencia del gobierno y de su
partido, lo cual las hace aún más etéreas y desenfocadas. En efecto, tal
pareciera que los propugnadores de ambas cuestiones se imaginan a sí mismos
actuando en una suerte de vacío político-institucional, en el cual ellos serían
los únicos actores. En cambio, la realidad del país reclama una oposición que
se oponga. En lugar de debates como el que comentamos, el país agradecería una
oposición que se monte sobre los temas de la situación económico-social y que
los transforme en "caballitos de batalla". Es en ellos donde está el
centro de los afanes del común. Es sobre ellos que este quisiera oír respuestas
que le permitan divisar una real alternativa al chavismo. Mientras esto no
ocurra y la oposición parezca centrada en el debate sobre la convocatoria de
una Constituyente o sobre "La Salida", el escepticismo, cuando no la
desmovilización, puede ganar terreno en el ánimo popular.
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