La crisis de Gobernabilidad...Hector Diaz 13/04/2014
La crisis de
gobernabilidad
(I)
Héctor Díaz
La caída de la dictadura militar de
Marcos Pérez Jiménez (1958) después del fraude del plebiscito, donde desconoció
el triunfo del maestro Jóvito Villalba y aplicar con salvajismo todo la
represión militar desde la Seguridad Nacional, obligó, a todos los partidos
políticos y la sociedad civil, ha generar una movilización de calle para darle
una respuesta contundente al régimen, así como, obligarlo a renunciar. El
problema de fondo radicaba en el agotamiento de un modelo militarista-opresor,
que había llegado a los extremos de la tortura y el asesinato de connotados
dirigentes; ya era inaguantable la permanencia de aquel gobierno en la
conducción del Estado, y la única salida, era la renuncia eminente para
instaurar un nuevo modelo político que le diera respuesta a la crisis. En
efecto el 23 de enero de 1958 el dictador huía del país con su camarilla de
esbirros y miles de millones de dólares que habían saqueado del erario público
nacional. Así término una crisis política en el país y entramos en la nueva era
de la democracia representativa y del sistema de partidos políticos; la víspera
de este nuevo modelo al escenario nacional, también trajo su dinámica y sus
contradicciones normales de cualquier sistema partidista: divisiones,
confrontación armada, corrupción, crisis parlamentaria, erradas políticas
económicas. Esto se observó en los primeros diez años de gobierno del partido
Acción Democrática (Rómulo Betancourt-Raúl Leoni) y esto generó una crisis
interna, a tal punto, de sufrir tres divisiones (ARS, MIR, MEP) ya que esta
organización se convertía en una hegemonía en el poder y se había agotado la
gobernabilidad, cuestión que fue entendida por Rómulo Betancourt sobre los
peligros que se avecinaban sino había la alternabilidad y al ganar las
elecciones Rafael Caldera (Copei 1968), las presiones sociales bajaron y se
oxigenó el sistema democrático y se da inicio a la alternabilidad partidista,
buscó la paz con la guerrilla y permitió que
muchos líderes alzados en armas ocuparan curules en el Congreso
Nacional. Copei cumplió su mandato y cuando van a las elecciones (1973) las
pierde y retorna nuevamente Acción Democrática al poder con Carlos Andrés Pérez
quien aplica una serie de políticas populistas basado en la regalía, la
nacionalización y un espejismo de riqueza fácil llamado la era de las vacas
gordas; esta danza de millones hundió el quinquenio blanco en la más espantosa
corrupción administrativa y de crisis política-institucional, la cual termina
en el proceso electoral (1978) cuando el partido de gobierno (AD) pierde las
elecciones y retorna nuevamente el partido Copei al poder con Luis Herrera
Campins.
El quinquenio de Copei transcurre en
medio de grandes contradicciones económicas (viernes negro) devaluaciones,
escasez, corrupción administrativa, desempleo y termina con una derrota
aplastante en las elecciones (1983) cuando Jaime Lusinchi (AD) asume nuevamente
el poder y empieza la era del descalabro para el pacto de punto fijo y con
algunas reformas muy tímidas en la desconcentración del poder, pero también se
agudiza la inmoralidad de la estructura de poder (barraganas), corrupción
administrativa, cierres de medios, crisis universitaria, se retoman viejos
liderazgos internos (Carlos Andrés impone la mayoría en la convención), entra
el virus de la corrupción al alto mando militar y los conflictos sociales se
agudizan. Con todo y crisis en el país Acción Democrática retiene el poder y
nuevamente comienza la hegemonía adeca de nuevo con Carlos Andrés Pérez en el
poder (1988) continúa.
(II)
Las masas electorales se volcaron de una manera mayoritaria a votar por
Acción Democrática y su candidato Carlos Andrés Pérez pensando nuevamente en la
danza de los millones de su primer gobierno, y la toma del poder así lo
demuestra, quien hizo alarde de lo que llamaron los medios internacionales “La
coronación de Carlos Andrés II” El desfile de mandatarios latinoamericanos, de
Europa y Medio Oriente fue inmensa, célebres figuras como Daniel Ortega, Fidel
Castro, Felipe González, los jeques de Arabia Saudita y el mundo inversionista
y político pusieron su mirada en aquel magno evento que trataba de esconder un
país en quiebra economicamente y con un desprestigio moral sobre sus
instituciones. Aquellas ancías de demostrar el espejismo y de vender un país
próspero, y más aún, cuando organismos financieros internacionales de antemano
sabían la crisis de fondo y lo que se le avecinaba al país con aquella
parafernalia demagógica.
La luna de
miel entre pueblo y poder duró poco tiempo ya que al anunciar las primeras
medidas con el Fondo Monetario Internacional ocurrió el caracazo (1989) La
escasez, la inflación galopante, el aumento desmedido en los pasajes hace
posible un detonante social, que no se generó por los primeros meses de Carlos
Andrés en el poder, lo generó el cúmulo de situaciones que se venían
almacenando en el tejido de la frustración de décadas, pero los cambios de
alternabilidad partidista era un muro de contención que hacía posible la
llegada de nuevos modelos en la conducción del Estado, incluyendo la propia
administración que se oxigenaba y daba paso a nuevos actores en los escenarios
políticos; estos cambios de rostros partidistas también generaba expectativas,
pero al final de tres años entraban en crisis también.
El quinquenio
de Carlos Andrés Pérez fue el más tormentoso ya que después del caracazo viene
la intentona golpista (1992), el fundador del pacto de Punto Fijo Rafael
Caldera se desliga del partido el cual él había fundado (Copei), Acción
Democrática se desliga de la administración de CAP y levanta la mano en el
Congreso Nacional para separarlo de la presidencia de la república y por
primera vez en la historia política del país, se enjuicia un presidente en
ejercicio sin que corra riesgo el hilo constitucional y el sistema democrático
ya que a la par, también se enjuicia a los militares golpistas que atentaron
contra el gobierno; por una parte, los partidos políticos blindaron la
estructura de poder para que la democracia no colapsara y a la vez, dieron
muestras de sanar las heridas abiertas dejadas por las administraciones de los
distintos quinquenios que habían saqueados al país y con pésimas políticas
económicas; la propia población sintió un alivio cuando se vieron las medidas
de adecentar al cuerpo político del Estado y para tal efecto, Ramón J.
Velásquez representaba la decencia y el decoro para una sociedad hundida en el
fango de la inmoralidad. Tres elementos que hicieron posible bajarle presión aquella
olla que ya había estallado: Los poderes institucionales se habían puesto de
acuerdo para salvar la democracia y no permitir que sucumbiera, la salida del
presidente cuestionado y la creación de una comisión para la reforma del Estado
(COPRE), estos tres elementos permitió que el quinquenio llegará a su feliz
fin, y una figura muy señorial, se abrió paso para rescatar la democracia con
un movimiento de salvación nacional llamada la Convergencia la cual estaba
integrada por cuadros políticos de la derecha cristiana del Opus Dei, centro
izquierda democrática y centro derecha económica. (Continúa).
(III)
La
descentralización había permitido que factores importantes de la política
asumieran la conducción de varios estados del país y municipios relevantes como
fueron: el Zulia (Lolita Anillar de Castro, Oswaldo Álvarez Paz, Francisco
Arias Cárdenas) Lara, (Orlando Fernández, Ciudad Bolívar (Andrés Velásquez),
Miranda (Arnaldo Arocha, Enrique Mendoza, Aragua (Carlos Tablante), Sucre
(Ramón Martínez), Carabobo (Henrique Salas Römer) y en la ciudad de Caracas
Aristóbulo Istúriz; las organizaciones políticas distintas AD-Copei que
asumieron los liderazgos regionales y municipales estaba conformada por el MAS,
Causa R, Proyecto Venezuela. Estas primeras elecciones regionales permitieron
desconcentrar los poderes para que las entidades asumieran su propio rol en la
designación del primer mandatario con una ley para la inversión de recursos y
explotación de sus riquezas internas.
El quinquenio
de Caldera con los factores de la Convergencia estableció una línea de
pacificación con los militares golpistas (Hugo Chávez Frías), desde las
instancias jurídicas se les permitió un juicio equilibrado a todos los alzados
en armas y se les da un indulto presidencial para que se incorporen a la lucha
democrática electoral y sus aspiraciones a cuerpos deliberantes. El primer
comandante que llega por la vía electoral a un cargo ejecutivo es Francisco
Arias Cárdenas, con el apoyo de la Causa R llega a la gobernación del Zulia. Rafael
Caldera se convirtió en un muro de contención para un pueblo que había entrado
en erupción, no en contra de la democracia, pero si en contra de una dirigencia
política que se había alternado en el poder desde 1958 hasta 1998 y la demanda
social para combatir la pobreza y la marginalidad había quedado en simples
ofertas electorales, así como aplicar paños calientes con medidas populistas,
pero que nunca se llegó al fondo para sacar aquella basta población de los
niveles de miseria.
Rafael Caldera
diseñó un programa social empezando por la reforma a la ley del trabajo, donde
las prestaciones sociales sufrieron modificaciones para adaptarlas al nuevo
esquema económico, los organismos financieros internacionales le inyectaron
inmensas cantidades de recursos y la inversión en las áreas petroleras tuvo su
expansión la cual generó algunos empleos; la empresa privada se reactivó con
planes dirigidos a las zonas industriales del país y la activación en las áreas
rurales en la producción de rublos importantes; pero este quinquenio también
estuvo marcado por los escándalos de corrupción administrativa en el entorno
familiar de Caldera, los negocios de compras de armamentos, donde un grupo muy
selecto del alto mando militar salía favorecida con millonarias comisiones. La
estructura de poder llamada Convergencia empezó a resquebrajarse ante las
denuncias de manejos dudosos de la administración pública y los partidos de
izquierda (MAS, MEP, PCV, entre otros abandonaron el poder para exigir un nuevo
liderazgo en el país. Mientras esto ocurría en el gobierno, en la oposición se
debatía por un candidato único para enfrentar a un militar retirado, que se
había alzado en armas y fue absuelto por un decreto presidencial llamado
indulto.
Acción
Democrática entraba en un debate generacional y donde se impuso el sector
ortodoxo liderizado por Luis Alfaro quien fue proclamado candidato presidencial
por la convención y en medio de una grave crisis interna. El partido Copei
apelaba a las figuras independientes como la alcaldesa de Chacao, Irene Sáez y
el empresario y ex gobernador de Carabobo Henrique Salas Römer, el partido de
gobierno lanza de candidato al hijo de Rafael Caldera. (Continua).
(IV)
El proceso
electoral de 1998 estuvo marcado por intensas divisiones internas y el surgimiento
de un liderazgo militar cuyo único antecedente era haber surgido a través de un
golpe militar en el escenario político y el comandante Chávez apela al discurso
de la decencia y las reformas constitucionales al llegar al poder. Los partidos
Acción Democrática y Copei habían entrado en una crisis interna bastante
profunda que conmovía las bases de sus estructuras, muchos cuadros políticos,
que cinco años atrás habían acompañado al Dr. Caldera, se cuadraban con el
candidato militar, los partidos de la izquierda democrática como el MAS, MEP,
Gente Emergente y PPT le daban piso de demócrata al insurgente comandante y el
partido comunista de orientación marxista leninista, pro-cubano le cedía el
otro rostro al militar que se hacía llamar revolucionario; pequeños partidos de
la derecha económica como Solidaridad Independiente del líder socialcristiano
Paciano Padrón.
Mientras que
el partido Copei le retiraba el apoyo a la alcaldesa de Chacao, Irene Sáez,
Acción Democrática hacia lo mismo con el caudillo Alfaro Ucero y en sus cúpulas
nacionales se debatía la unidad entre quienes fueron los firmantes del pacto de
punto fijo, tal actitud de ambos cogollos y sin ninguna consulta previa a las
bases, generó la mayor estampida e incertidumbre entre sus cuadros medios;
tocaba fondo la crisis de gobernabilidad en el país y el sistema de partidos se
resquebrajaba ya que las direcciones políticas habían perdido la brújula frente
a una candidatura arrolladora y convertida en un fenómeno electoral. ambos
partidos en su desespero, al ver perder su poder político, recurren a una
unidad con el sector de la derecha económica bajo el manto de Salas Römer. Esta
decisión fue rechazada por las bases y aumentando el caudal de popularidad del
comandante golpista. Éste arreció el discurso en contra de la corrupción, las
componendas y con un programa de salvación para los sectores más desposeídos;
los propios grupos económicos, medios de comunicación social, los gremios de
profesionales y técnicos, grupos de intelectuales, académicos se plegaban por
diferentes vías a una candidatura que ofrecía revolucionar al país.
La figura de
aquel militar golpista copaba todos los escenarios de las opiniones públicas y
desde los sectores populares era avasallante la imagen, aquella candidatura se
convertía en una necesidad política frente a la podredumbre del estado y su
dirigencia que lo había conducido; se visualizaba un rompimiento de los viejos
esquemas y el surgimiento de un nuevo modelo basado en la profundización de la
democracia y el respeto a las libertades institucionales. Se celebran las
elecciones en el país y los pronósticos se cumplen, llega el candidato militar
golpista a la presidencia de la república de la mano de un órgano electoral
conformado por los partidos políticos, en su mayoría, en contra de su
candidatura y apenas un representante a su favor, el MÁS; se respetó la
decisión de la mayoría del pueblo en las urnas electorales, así como el
reconocimiento del triunfo por sus adversarios.
Desde el mismo
momento que asumió la presidencia el comandante golpista empezó a organizar los
preparativos para la Asamblea Nacional Constituyente y hacerle las reformas
constitucionales al Estado. Ese mismo órgano electoral instrumentó todos los
pasos legales para el referéndum aprobatorio, la elección de los constituyentes
y la aprobación de la carta magna; fueron tres fases que marcaron el rumbo del
país en los primeros dos años del recién llegado presidente. (Continúa)
(V)
El paro
petrolero y la movilización nacional exigiendo la renuncia del presidente
Chávez fue el comienzo de una etapa donde el enfrentamiento de dos modelos
culturales, el democrático y el militarista empezaban a florecer sus
diferencias de fondo y de forma, el choque de trenes se visualizaba como algo
inevitable y ambos bandos estructuraban trincheras de luchas para no permitir
ser desplazados; el gobierno se ubicó ideológicamente en el ala marxista y con
aliados bien definidos en la guerra fría, mientras que la oposición democrática
optó por enfrentarse con el viejo modelo político partidista y jamás llegaron a
entender, que el chavismo arropaba todas las institucionalidades para impulsar
el proyecto hegemónico y el mesianismo totalitario. La oposición cayó en el
terreno del desespero y pensó que el gobierno caía a la vuelta de la esquina,
llamaron a la abstención en el proceso electoral parlamentario, pero el
gobierno con apenas el treinta por ciento llegó a copar los espacios
legislativos perdiendo los factores democráticos aquellos escenarios claves las
cuales permitían en un momento dado ser aliados de sectores populares en las
denuncias contra el régimen o una negociación política en el nombramiento de
los magistrados, órganos electorales, contraloría general de la república y
comisiones parlamentarias.
El presidente
Chávez con la mayoría total parlamentaria moldeo un modelo político a su entera
satisfacción personal, no encontró oposición, lo contrario, los espacios fueron
dejados abiertos para que el régimen cambiara todas las estructuras de la
sociedad y aún con eso, desde la sociedad civil se enfrentó con valentía la
reforma constitucional para la reelección indefinida derrotando al gobierno.
Fue la primera derrota política de Chávez, quien no la asimiló y entró en
crisis; aquel mínimo margen porcentual de diferencia daba muestras claras que
el gobierno era derrotable en cualquier escenarios, pero había que organizarse
en el terreno social para ir avanzando, cuestión que no fue entendida por los
partidos políticos y apelan a un candidato que había sido parte del golpe
militar del 4 de febrero, ligado por razones ideológicas a la naciente quinta
república y Arias Cárdenas se sentía heredero político de aquella intentona
militar, pero que una aparente discordia interna daba pie a derrotar a Chávez
con uno de sus hombres de confianza; la derrota fue inevitable con altos
porcentajes de diferencias lo que significa que la crisis de gobernabilidad del
chavismo era alto, pero no había un liderazgo fuerte y comprometido para
contrarrestar aquel descontento.
Desde la
cofradía del gobierno no lo perdonaron y se convirtió en la primera víctima,
aparentemente, del atrevimiento para enfrentar al militar presidente. Hoy
entendemos que fue una estrategia política de alto nivel llamada caballo de
Troya para que el gobierno debilitara más a la oposición y dejara el campo
abierto a las pretensiones de la hegemonía total. A partir de ese momento los
asesores internacionales del gobierno jugaron a la estrategia de sacar del
medio político a quien tuviese la osadía de enfrentar al mesianismo y mientras
esto ocurría, el caldo de descontento crecía aceleradamente en los sectores
populares de la sociedad, pero los instrumentos partidistas seguía patinando en
el mismo charco colocado por el propio gobierno para cercar cualquier avance,
es decir, dar pizcas de poder a los sectores democráticos muy bien
seleccionados, mientras que el gobierno avanzaba para cubrir todo el espacio
político y amarrar nuevos sectores para su proyecto como es el caso de las
fuerzas armadas y sectores de la clase media y alta. (Continúa)
(VI)
y final
En las
elecciones del 2006 el presidente Chávez se enfrenta al candidato único de la
oposición encabezada por Manuel Rosales, dicha candidatura no llegó a emocionar
a los electores de los factores democráticos, cuyos resultados apenas llegaron
al 36.9% mientras que el oficialismo se alzó con el 62.84%. Allí se evidenciaba
un vació de liderazgo que aún no se había superado, pero el chavismo vuelve
arremeter contra el adversario, persiguen y enjuician al gobernador del Zulia y
este huye del país al exilio; vuelve a quedar la oposición en la orfandad, pero
avanzando en algunos espacios políticos regionales y locales, esta crisis
genera un nuevo reagrupamiento de los partidos políticos constituyéndose la
Mesa de la Unidad Democrática como alternativa de cambio, pero con una
estructura electorera.
Mientras que
en el llamado polo patriótico se debate en una crisis por el reparto
burocrático de la administración pública la cual se deslinda varias
organizaciones del chavismo entre ellas el PPT; eso hace acelerar nuevamente la
crisis de gobernabilidad, pero con un elemento nuevo, la enfermedad del
presidente, quien se ve obligado a recluirse en la Habana para su tratamiento y
operación. Esa ausencia es aprovechada por factores internos del gobierno para
hacer todo tipo de desmanes administrativos y afloran nuevamente la crisis de
liderazgo para ver quién es el heredero político del líder militar
convaleciente. La incertidumbre arropa al país por el vació de poder y una serie
de rumores recorren la geografía, sin conocer, con certeza, el estado de
gravedad del primer mandatario nacional y el país se bambolea en la desbandada
y las contradicciones.
En la
intervención del propio presidente dando a conocer su parte médico, quedaron al
descubierto las mentiras de sus miembros del gabinete quienes aseguraban que el
presidente gozaba de excelente salud, cuando este le fue diagnosticado un
cáncer maligno; el estado delicado y las cercanía de las elecciones del 2012
ambos factores, oposición y gobierno, entraban en pánico ya que el destino era
incierto. La oposición elige como candidato único, después de una primarias, al
gobernador de Miranda Enrique Capriles Radosnki y Chávez, quien no guardó
suficiente reposo médico y se expuso a consecuencias terribles con su salud y
hasta en contra de su voluntad, se impone nuevamente como candidato
presidencial, dichos resultados en su salud se observó en su decaimiento total,
ganando las elecciones, pero perdiendo su partido Psuv (42.94%) frente al
candidato de la unidad democrática (44.31%), allí ya el gobierno estaba
derrotado electoralmente y con su único líder enfermo a punto de sucumbir. La
institucionalidad del país volvía a entrar en el vació de poder ya que el
presidente ganador nuevamente se internaba en la Habana para una nueva
intervención quirúrgica y se repite la desinformación, la manipulación y la ola
de rumores sobre su estado crítico.
Al morir el
presidente Chávez se desatan las pasiones internas generando reacomodo en la
estructura interna del partido, en el ejecutivo y en el alto mando militar;
igualmente, las decisiones económicas en el gabinete tienen que ser aceleradas
por medidas antipopulares que afectan a la población de escasos recursos
económicos. Se convocan nuevamente a las elecciones presidenciales (2012)
enfrentándose nuevamente el candidato de la unidad democrática Henrique
Capriles con el heredero político del chavismo, Nicolás Maduro, ampliándose la
brecha de la derrota del partido de gobierno, Psuv (41.31%) y la MUD (49.12%),
dichos resultados evidencian una vez más la derrota del gobierno. En
conclusiones lo que hoy se observa es un gobierno sin piso político, con una
crisis económica espantosa, un desabastecimiento que llega hasta las propias
estructuras de producción del estado, la corrupción administrativa hunde la
moral revolucionaria, una represión y violación de los derechos humanos y un
elemento que el gobierno no se esperaba, el movimiento estudiantil y la
sociedad civil en la calle exigiendo la renuncia del presidente y los cambios
en el modelo político; de allí, que estamos en presencia de un gobierno
técnicamente caído y sin posibilidades de oxigenarse, lo contrario, cada día en
peores condiciones.
@Hector_Diaz63
Comentarios
Publicar un comentario